Preparar ravioli en casa es casi un ritual: la harina que “nieva” sobre la tabla, los huevos que se abren en forma de volcán, el relleno que huele a mar. En esta receta, la delicadeza de la lubina se encuentra con la frescura del limón y culmina en una salsa dorada de azafrán. El resultado es un plato elegante pero asequible, perfecto tanto para una cena formal como para un almuerzo de domingo. En los apartados siguientes encontrarás indicaciones para cada fase: desde la elección de los ingredientes hasta la mise en place, pasando por el amasado y la presentación.
